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Capacitación: sistema presencial vs. a distancia

Capacitación: sistema presencial vs. a distancia

Vivimos en un mundo, en donde los efectos de la explosión demográfica, globalización y acelerados avances tecnológicos han propiciado una fuerte competencia entre los diversos actores económicos.

Bajo este contexto, la capacitación continua, en sus diferentes ámbitos, se ha convertido en una herramienta indispensable de desarrollo, tanto a nivel organizacional como individual.

Esta capacitación, (que básicamente es el aprendizaje, desarrollo, o actualización de conocimientos de manera extraescolar), tradicionalmente se efectuaba de una manera presencial. Ahora, y desde hace algunos años atrás, también se lleva a cabo a distancia, es decir, en línea.

Los efectos de la pandemia del coronavirus Covid 19 durante el 2020, forzaron a la humanidad al aislamiento y, con ello, a la necesidad de comunicación por medios electrónicos.

De tal suerte, que la capacitación a distancia también cobró mayor relevancia, revelándonos sus virtudes.

La pandemia, pues, ha marcado un parteaguas entre ambos esquemas: Presencial vs. a Distancia.

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Sistema Presencial:

Este sistema, como su nombre lo dice, requiere que tanto el expositor como los educandos se encuentren reunidos en un mismo espacio para que interactúen entre sí. Y puede darse en dos modalidades:

Una de ellas, es que tanto el ponente como los participantes acudan a una sede en específica.

La otra, es en la que únicamente el ponente acude a las instalaciones de la empresa que contrató el servicio, y se le conoce como “In Company”.

Mirando un poco en retrospectiva sobre la dinámica de los cursos presenciales, quizás nos sea difícil escapar de la nostalgia.

¿Por qué? Pues porque el ser humano es, por naturaleza, un ser social.

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Y esta necesidad de reunión entre unos y otros, nos lleva a reflexionar sobre todo lo que conlleva el estar juntos, es decir, ventajas y desventajas, de las cuales mencionaré algunas:

Ventajas:

La sede:

El tener la oportunidad de cambiar de ambiente o salir del encierro, tiene una ventaja, y esa es psicológica, porque rompe con la rutina.

El poder participar en una clase, en un lugar bonito y bien adaptado para ello, nos hace sentir bien, nos hace sentir contentos, nos provoca felicidad; contribuyendo, por otra parte, a olvidar, por un momento, uno que otro problemilla que pudiéramos venir arrastrando por ahí.

Calidez humana:

Durante estas reuniones, es propicio conocer personas con gustos e intereses afines que, a menudo, pueden convertirse en grandes amistades o traducirse en importantes prospectos para el intercambio de información, e inclusive, y vale el comentario, el nacimiento de uno que otro romance por ahí.

Intercambio de puntos de vista:

Otra ventaja que se tiene, al estar en presencia de otros participantes, es la posibilidad del intercambio de ideas o puntos de vista relativos a la clase entre unos y otros.

O, la resolución de alguna que otra duda o confusión surgida durante la misma, preguntándole al de al lado. Generándose, de esta forma, un ambiente de buena camaradería.

Negocios:

Sin duda, el contacto de persona a persona tiene un gran potencial de aportación, ya que, en estos encuentros, es posible generar “contactos” que, a la postre, pueden convertirse en oportunidades de negocio.

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Desventajas:

Ya hablé las ventajas que se tienen al participar en un evento de tipo presencial, sin embargo, no siempre las cosas salen como uno quisiera, y ésta, es la otra cara de la moneda.

La sede:

Para empezar, el tomar una capacitación en un lugar distinto a nuestro lugar de trabajo, conlleva desplazamiento de un lado a otro (con todo lo que esto puede implicar), es decir: tráfico, aglomeraciones en los transportes públicos, gastos de transportación, estrés por los tiempos, incomodidad, etc.

Por otra parte, si no se conoce la capacitadora, pudiéramos llevarnos la desagradable sorpresa de que las instalaciones no son, para nada, las más adecuadas; o de que el audio y el video no son de buena calidad. Amén de que decir de un mal servicio en la atención a los participantes.

Precio:

El alquiler de las instalaciones o el mantenimiento de las propias, por parte de las capacitadoras, repercute en el costo del evento directa o indirectamente.

A eso hay que sumarle los gastos en la contratación de edecanes, impresión de materiales para los participantes, alimentos y bebidas, renta de servicios de audio y video, estacionamiento, etc.

De tal suerte, que el precio de un curso presencial siempre será más elevado que el de un curso en línea.

 Fecha y horario de los eventos:

Por otra parte, siempre está latente la posibilidad de que se atraviese otro compromiso más urgente en la misma fecha y hora del evento, haciendo imposible tomarlo en ese momento, perdiéndose la inversión y la oportunidad de aprendizaje.

Sin embargo, esto también aplica, tanto en los cursos presenciales como los “en línea” en la modalidad de “en vivo”.

Por otra parte, cabe señalar que, en las capacitaciones en línea, en las que los cursos son pregrabados, (como en el sistema “e-learning”, por ejemplo), no se tiene este problema.

Calidez humana:

O más bien todo lo contrario. Y es que en las relaciones humanas también podemos encontrarnos en situaciones de convivencia con matices desagradables o incómodos. No es nada que nos resulte extraño, sin embargo, vale el comentario.

La cuestión sanitaria:

Antes de la pandemia no reparábamos en este aspecto. Ahora, la perspectiva que teníamos al estar rodeado de otras personas en un ambiente encerrado seguramente ha cambiado; y aún en el futuro, inclusive ya habiendo superado esta crisis sanitaria, sin duda será diferente.

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Sistema a distancia:

A este respecto, he de mencionar que existen varias modalidades, de las cuales expondré las más relevantes:

  1. Sistema LMS (Learning Management System), o Sistema de Administración del Aprendizaje.
  2. Video-Transmisión, en tiempo real, de un evento en vivo.
  3. VOD (Video On Demand), o video bajo demanda de eventos pregrabados.

LMS:

El sistema LMS, también conocido como “e-Learning”, nos presenta un estilo de aprendizaje estructurado, con autoevaluaciones, imágenes y video pregrabados. Sin embargo, no cuenta con la posibilidad de interactuar con un maestro o instructor.

Tiene la ventaja de que las personas pueden regresar, pausar, o adelantar el video las veces que lo requieran, o inclusive verlo varias veces, para una mejor comprensión del tema.

Se pueden evitar elementos distractores, y se puede estudiar en cualquier lugar del planeta que cuente con una señal de internet, a la hora y en el momento que se desee; es decir, programar su capacitación.

Video-Transmisión:

Se trata de la transmisión en vivo (streaming) de un curso que se está llevando a cabo de manera presencial.

Aquí, sí existe la posibilidad de interactuar con el instructor, vía “chat”, con sus inherentes inconvenientes, porque no a todos se les da la habilidad de poder expresar sus ideas de manera escrita, en forma clara y estructurada, distorsionándose, a veces, el sentido de la pregunta.

Tiene la ventaja de que se puede tomar la clase desde cualquier lugar, porque es en línea; e, inclusive, verlo de manera grupal por un mismo costo.

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VOD:

En el VOD, uno tiene la oportunidad de seleccionar cuantos cursos pregrabados quiere estudiar. Sin embargo, en este esquema, no se cuenta con la asesoría de un maestro o instructor.

Por otro lado, tiene la ventaja de que se puede organizar y decidir en qué momento y lugar tomar la capacitación; y ver el video, múltiples veces.

La inversión es atractiva, si se considera que también se pueden realizar sesiones de aprendizaje de manera grupal por el mismo costo.

Regularmente, son videos pregrabados de eventos en vivo, aunque, también, pueden ser videos grabados, exprofeso, en estudio o locaciones.

Webinars:

También llamadas “videoconferencias”, han resultado una verdadera revelación durante esta pandemia, a grado tal que se han convertido en “la solución ideal”, y de moda, para el aprendizaje a distancia.

Aunque no es algo nuevo, este sistema ha permitido la interacción profesor-educandos, gracias a sus herramientas de audio y video, pizarra electrónica, compartición de documentos e información desde el escritorio de la computadora, etc.

En este esquema, es posible realizar preguntas al instructor de viva voz y en tiempo real, lo cual permite enriquecer las sesiones, y darle dinamismo a las mismas. O, si lo prefiere, también puede hacerlas por escrito en el chat.

Tiene un costo relativamente bajo, y es accesible para cualquier persona.

Desde mi punto de vista, esta modalidad fusiona la dinámica de los cursos presenciales y los en línea, de una manera virtual.

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Conclusión:

Para concluir, puedo comentar que existen múltiples pros y contras de cada una de las modalidades de capacitación, los cuales ya han sido detallados a lo largo de todo este artículo, pero, sin duda, ninguna es perfecta ni definitoria.

La reflexión que podría dejarnos es que la decisión de cual sistema elegir depende de las necesidades, gustos y adaptabilidad de cada persona. Pero, invariablemente, lo importante aquí es continuar capacitándose, de la manera que se desee, inclusive, de una manera autodidacta.

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