Entre 2006 y 2017, los Principios de Naciones Unidas para la Inversión Responsable, pasaron de tener 100 inscritos a contar con más de 1750, distribuidos a los largo de 50 países.
Esto prueba del creciente interés de los bancos, fondos de inversión y empresas en general por las finanzas sustentables, como parte de su agenda de responsabilidad social que busca mitigar el impacto del calentamiento global y beneficiar el medio ambiente y la sociedad en general, mientras se generan rendimientos económicos aceptables para sus negocios.
Si el interés por este tipo de finanzas sigue creciendo al mismo ritmo que lo ha hecho en la última década, acabará popularizando alrededor del mundo instrumentos de financiamiento sostenible, como las líneas de crédito verdes, las inversiones responsables, los fondos verdes, los índices de acciones sustentables y los bonos verdes.
Todos ellos imprescindibles es en esta economía cada vez más devastadora de los recursos naturales.
Aunque no cuentan con una definición universal, normalmente se les ha asociado a los proyectos de inversión con “conciencia ambiental”.
Sin embargo, conocedores del tema coinciden en que éstas van un poco más allá.
Se caracterizan por el impacto duradero y a largo plazo en interrelaciones benéficas entre aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG, por sus siglas en inglés) y factores financieros tradicionales (financiamiento y decisiones de inversión).
En este sentido, las finanzas sustentables no abarcan únicamente el cómo las decisiones de financiación e inversión influyen en los problemas medioambientales, sociales y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés), sino también del cómo las problemáticas de ESG pueden influir en las decisiones de inversión y las valoraciones de activos.
Por el lado de la inversión, el Global Alliance Investment Alliance (GSIA) identifica al menos cinco formas de invertir sustentablemente, según expone la publicación del Swiss Finance Institute:
Desde el punto de vista financiero, las finanzas sustentables centran la mayor parte de su energía en la financiación de infraestructuras verdes y sustentables, bienes raíces ecológicos y todo proyecto que tenga que ver con desarrollo sostenible.
En resumen, las finanzas sustentables se encargan de analizar cómo la inversión, y el financiamiento interactúan con cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza durante un período de tiempo específico, sin comprometer los índices de rentabilidad.
A la vez que se enfocan en la inversión con conciencia verde, capaz de impactar positivamente en la sostenibilidad ambiental, pero también de generar utilidades y beneficios ambientales, sociales, de gobernanza y económicos.
De acuerdo con Aleandra Scafati, directora del Programa Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Universidad Católica Argentina (UCA), la tendencia de las finanzas sustentables se debe, en principio, a dos razones de considerable peso:
Sin embargo, es factible que pensemos que estas dos razones radican en un hecho mayor: la creciente conciencia del impacto negativo que, en el mediano plazo, produciría en la economía la falta de inversiones más verdes y relacionadas con la sostenibilidad social y ambiental.
Por mencionar uno de los riesgos, podemos hablar de una inestabilidad financiera por la escasez de recursos.
De otra parte, está la presión de la sociedad en general, que cada día es más consciente de que los efectos del desarrollo no sostenible.
En un futuro, no serán únicamente de carácter ambiental, sino que estarán estrechamente relacionados con la economía y la calidad de vida en términos de consumo.
Finalmente, el motor más fuerte de las finanzas sustentables es el buen negocio que representan.
Según el informe de Better Business Better World, la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDSN) se estima que la inversión adicional total necesaria para alcanzar los Objetivos Globales en este rubro en todos los países es de US $ 2.4 trillones por año (cerca del 11% por ciento de los ahorros mundiales anuales), de los cuales US $ 1.6 billones se destinarán a la infraestructura.
Cifras que, sin duda, dejarán excelentes dividendos para “los inversionistas verdes” más osados y capaces de proveer capitales importantes a las organizaciones que adopten los Objetivos Globales de Desarrollo Sostenible como una estrategia de crecimiento y expansión geográfica.
Aplicación de finanzas sustentables en México
En la Plataforma Mexicana de Carbono, se registran decenas de los proyectos de inversión y finanzas sustentables adelantados o realizados en México por el Estado y distintas corporaciones financieras e inversionistas.
Entre las más destacadas cabe señalar:
Sin duda, las finanzas sustentables son parte de la agenda mundial para los próximos años y, por fortuna, México parece no ser de las naciones más rezagadas en su implementación.
Aunque aún hace falta crecer al respecto, se ubica por encima de otros países de la región, como Argentina.
Tendremos que esperar a ver qué beneficios reporta esta tendencia en el mediano plazo. No solo para el medio ambiente, sino para las empresas e inversionistas en particular, y para la sociedad en general.
Deseamos que sean de alto impacto positivo, que mejoren nuestra calidad de vida, potencien la economía responsable y generen beneficios en las comunidades más vulnerables donde se ejecuten proyectos de inversión verde.